TRÁFICO DE DATOS, ESTAMOS VENDIDOS

Esta semana recibí esta carta:

¿Cuantas has recibido tú de este tipo? Seguro que bastantes de otras  tantas y tantas empresas. Las lees y se te queda cara de tonta. La  misma  que  cuando estás tranquilamente en tu sofá, después de comer, en la hora de kit- kat que tienes para descansar, y cuando más relajada estás un "ring, ring"  insistente te sobresalta; suena el teléfono.

- Sí?

- Buenas tardes, la Sra. Mon?

- Sí, dígame.

 Y a partir de ahí empieza un gran surtido, según del día:

• - Mi nombre es (X) de la empresa (Y)  llamo ofrecerle una oferta ........
• - Podría dedicarme unos minutos para una encuesta?......
• - Hola soy Z , ¿quiere aprender ingles? 
• - ¿Tiene hijos pequeños?  
• - ¿Le gustaría dar una vuelta al mundo?
• - ¿Bebe agua del grifo ?
• - Le hacemos una demostración gratuita de .....

La respuesta siempre es la misma:

-NO ME INTERESA, gracias.

y cuelgas indignada por esa invasión impune en tu intimidad, esa interrupción indeseada. Empiezas a pensar quién habrá vendido tus dados. ¿El banco? ¿El supermercado al que le diste tu teléfono para un sorteo? ¿El club al que estás asociada?... ¿?

La Ley de Protección de Datos es una farsa. Un chanchullo engañabobos. Al final como con toda ley acaba imperando ese dicho famoso:  " Hecha la Ley, hecha la trampa".

Con esta carta que adjunto tenemos un ejemplo bien documentado. Como esta empresa operan todas. Se escudan en una Ley que realmente no están cumpliendo. Se la saltan traspasándote a ti la responsabilidad. ¡Encima! 

Fijaos en el proceso:
-La empresa en cuestión (o cualquier otra) tiene mis datos. 

-Legalmente, según la Ley de Protección de Datos, no puede hacer uso de ellos sin tu consentimiento para otros fines que no sean los propios de su gestión de base de datos de clientes.

-Saltándose esa Ley traspasa tus datos (obviamente vendiéndolos) a otra empresa que quiere hacer uso comercial.

-No obstante, te informan de ello (para cumplir la Ley) y te dicen que si te opones a ello, tengas que tomarte la molestia de informarles por escrito y salir a echar la carta a un buzón. ¡A un buzón! ¡Dios mío!, ¿todavía existe el correo postal? ¿No sería más fácil notificar nuestro no consentimiento mediante un correo electrónico? 

Pues no . No es lo mismo . Y os diré por qué . Porque en realidad les da igual si estás de acuerdo o si te opones a que vendan tus datos. Los van a vender igualmente. Ante cualquier reclamación siempre pueden decir que la carta de no conformidad nunca les llegó. (Cosas de Correos, es normal, a veces se pierden cartas).

- ¿No sería más correcto y más justo hacer el proceso a la inversa?  Es decir, que te pidieran permiso para traspasar tu datos. Pues no. Ellos hacen lo que les da la gana y si no quieres, ve, pierde tu tiempo, tu paciencia  y reclama. 

Al final te quedas pensando, haces cálculos y acabas con la conclusión siguiente:
El tiempo de tomarme la molestia de escribir mi no conformidad, cerrar el sobre, salir a la calle, buscar un buzón y echar la carta no me sale a cuenta y no va a servir de nada. Esa carta, al llegar a la oficina de la empresa, va a ir directa al destructor de documentos y mañana, a las tres de la tarde, sonará mi teléfono igualmente. 

Pero eso es lo de menos,  lo terrible de todo esto es que nos traten de idiotas. Sí, otra vez, nos tratan de idiotas. Al final será que realmente lo somos.

MON x MON