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¿SI NO LO CUENTAS NO HA PASADO?



Hace muchos, muchos años, el hecho de ir de vacaciones era algo bastante privado. Cada cual hacía las suyas y los amigos se enteraban cuando volvías y les contabas lo que habías hecho. Incluso los domingos por la tarde nos reuníamos con los más íntimos  para enseñarles las fotos del acontecimiento, si el mismo valía la pena, claro está.

Después llegó Internet y en consecuencia las redes sociales. De repente podías contar al mundo entero lo que habías hecho o no hecho durante tus vacaciones. Había gente que incluso cambió su rutina; de ir de vacaciones al pueblo o a un apartamento alquilado, con un presupuesto ajustado a sus ingresos, pasaron a pedir  préstamos para irse al Caribe, a los fiordos Noruegos o al Congo belga. Cuanto más lejos se iban más guays se creían. Lo importante era hacerse muchas fotos y colgarlas en Facebook nada más llegar a casa. Sí, he dicho bien, al llegar a casa, porque claro, por aquel entonces los teléfonos móviles sólo servían para hablar y aunque tuvieran un portátil, no existía el wifi en los hoteles.

Lo bueno vino cuando llegó la tecnología 2G, 3G, 4G, que permitió acceder a Internet desde los teléfonos móviles. La lujuria exhibicionista invadió el mundo. "Mira lo que estoy haciendo ahora mismo".  Las personas  se volvieron locas emitiendo en directo en qué punto exacto, de qué ciudad en concreto, estaban en ese momento. En qué restaurante estaban comiendo y lo que comían. En qué playas se estaban bañando, etc.
Nutrían así toda clase de buenos y malos sentimientos, emociones y actos humanos: ego, ilusión, envidia, resentimiento, voyerismo, exhibicionismo, ganas de compartir, mostrar, demostrar ...

No, no estoy contando un cuento, es nuestra realidad.

Una vez alguien me dijo: "Si no lo cuentas no ha pasado"
¿Por qué tenemos esa necesidad de contar todo? ¿La tenemos todos? Yo creo que no. Al menos no en general. Quiero decir que quizás sí que se puede necesitar o querer que alguien en concreto se entere de algo, pero no creo que se quiera contar a todo el mundo. O tener una explosión de felicidad que te da ganas de compartir con todo el mundo algo concreto, pero no todo.

No lo sé. Supongo que cada persona lo vivirá de una forma distinta. Yo, personalmente, reconozco que al principio te dejas llevar por lo que hace la gente y crees que es lo normal y si te hace ilusión contar algo, pues lo cuentas. Hasta que llega un día que te apartas un poco, miras desde fuera y te das cuenta del comportamiento infantil que llegamos a tener a veces y lo inconscientes que somos.

Compartir está bien, comunicarse, decir lo que te apetece decir, está muy bien, pero, pero, pero....
hay que tener cuidado con según que circunstancias y según qué comportamientos, porque nos podemos perjudicar a nosotros mismos o simplemente hacernos pesados y poco considerados con nuestros contactos.
No me refiero a publicaciones sobre política, sociedad, noticias, etc, sino a dar según qué información, además de tener un comportamiento que pueda agobiar o cansar a nuestros amigos.

Lo que voy a detallar no son consejos,  no soy quién para darlos. Simplemente son unas normas que me auto aplico y que enumero para quién pueda interesar:

1º Tener en cuenta que colgar un par de fotos de un acontecimiento que te ilusiona está bien y a tus amigos les gustará verlas (por el hecho de verlas y por el hecho de enterarse así del acontecimiento). Pero con unas pocos fotos será suficiente,  un álbum con 100 fotos de tus vacaciones créeme que no las va a mirar nadie porque es que te aburren hasta a ti misma.

2º Que la publicación de la foto del acontecimiento nazca y muera en un período de un día o dos como máximo. A tus contactos les va a estorbar ver en el scroll de su sesión tus mismas fotos de tu acontecimiento una y otra vez durante días y días. Puedes correr el riesgo de que se des-suscriban a tus publicaciones, por pesada o pesado.

3º Plantéate un pregunta: ¿Realmente le interesa a la gente que cuentes tu vida y milagros hasta el más mínimo detalle? Yo creo que no. Cada persona tiene sus propios problemas, proyectos e ilusiones como para preocuparse por los tuyos. En un momento dado a todos nos gusta saber como les va a los demás, pero un detallito es suficiente, créeme.

4º Por último lo más importante de todo, la precaución. Supongo que por deformación profesional, soy bastante previsora de posibles riesgos a todos los niveles. Por ello, creo que nunca es conveniente que se sepa públicamente que no estás en casa. Es decir, anunciar a los cuatro vientos que te vas de vacaciones durante todo el mes de Agosto al País de Nunca Jamás (por ejemplo), me parece la madre de todas las imprudencias juntas.
Vale, me podrás decir que tienes el tema controlado, que en tu Facebook sólo tienes a la familia y  amigos, de acuerdo, pero ten en cuenta que tus fotos (y creo que algunos post también) con sus correspondientes comentarios, las pueden ver los amigos de tus amigos si éstos las comentan e incluso si tan sólo dan un "me gusta".
La configuración de privacidad de las redes sociales no siempre son seguras y aunque lo sean, no siempre las tenemos bien configuradas.
En cualquier caso no podemos estar seguros de la información que puedan tener o puedan obtener sobre nuestro domicilio, nuestras idas y venidas. Por desgracia todo se compra hoy en día.  Piensa en ello.

Es sólo una reflexión que me hace preguntarme:  ¿Realmente vale la pena emitir en directo? Yo creo que no. Como me gusta emitir, emito, pero mejor poco y en diferido. 


¡Hasta la próxima!

1 comentario:

  1. BUEN AREFLEXION MA NO ESTOI DE ACUERDO EN ALGUNOS PUNTOS.....POR EXEMPLO UN ALBUM DE 100 FOTO TUYAS SIII QUE NO SGUTA Y ED MA SFOTOS TB ESO NO NOS VA ABURRIR NUNCAAAAAAA Y TAMBIEN ASBER TUS DETALLES ED VIDA NO NOS ABURESPQ TU EERS LA DIOSAAAAAA DE FECE BOOKKKK BESITOSSSSS

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