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PAGAR CINE PARA VER ANUNCIOS




Estoy seria, sí, y lo estoy porque en algunos momentos siento que atentan directamente contra mi derecho de libre elección.  No  basta con tener que aguantar, porque no hay forma de pararlo, que molesten con llamadas telefónicas intentando vender tal o cual producto. Ni que bombardeen constantemente con publicidad subliminal,  sino que además, cuando  creemos que somos nosotros quienes decidimos ir al cine y pagar por ver una película, resulta que en realidad no es exactamente así.

De un tiempo a esta parte estoy yendo al cine con bastante asiduidad y casi nunca doy importancia a detalles que tenemos tan asumidos  que no nos paramos a pensar en qué está pasando realmente.

El cine no es una actividad de ocio precisamente barata. Una entrada tiene un coste de aproximadamente entre 8 y 10 euros. 
Programan el comienzo de una película a una hora determinada, pero en realidad a esa hora lo que empieza son los anuncios,  15 minutos de anuncios exactamente contabilicé ayer mismo, más luego la proyección de 2 ó 3 tráilers de próximos estrenos.

Recuerdo que hace años, lo máximo que podías encontrarte era un anuncio publicitario, dos a los sumo y un par de tráilers.  Y si nos remontamos a mucho tiempo atrás, no sólo no emitían publicidad sino que además se proyectaban dos películas con la misma entrada, la película principal y otra de menor categoría.

¿Os habéis parado a pensar?  No sólo estamos pagando para ver anuncios, sino que, además estamos malgastando entre 15 y 25  minutos  de nuestro tiempo libre, para ver lo que nos quieran "enchufar en el subconsciente". Un tiempo que personalmente preferiría pasarlo tomando un café tranquilamente sentada en una terraza, o simplemente permitiéndote el lujo de no tener que ir con prisas.

Entiendo que se trata de un negocio y que como tal debe rentabilizarse. La publicidad es una buena fuente de ingresos, pero todo tiene su límite y nosotros como consumidores debemos ser conscientes.

Mi pataleta no es porque hagan anuncios, mi pataleta es porque mienten. Mienten poniendo unos horarios que no respetan, porque no es cierto que las proyecciones se ciñan a esos horarios. Las películas deberían empezar a la hora señalada y si quieren poner 50 anuncios antes de esa hora, que los pongan, cada cual decidirá ir antes si así lo desea.

Otra alternativa aceptable sería  indicar, aunque sea con la socorrida "letra pequeña", que se proyectarán "x" minutos de anuncios antes de la película. 
Personalmente, y constatando que esto es así, no renunciaré a ir al cine pero sí procuraré tener todo esto en cuenta.
Aunque lo que de verdad estaría muy bien sería oír un abucheo generalizado durante la publicidad. Al menos sería más divertido que sentir como nos lavan el cerebro y encima pagamos por ello. 


¡Hasta la próxima!

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